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El pastor Rafael Méndez llama a mantener la paz espiritual ante la adversidad
Escrito por: Martha Chávez
Cananea, Sonora, 04 de noviembre de 2025.- En medio de los recientes hechos de violencia que han conmocionado al país, el pastor Rafael Méndez Ríos compartió un mensaje esperanzador sobre la importancia de conservar la paz interior y fortalecer la fe en tiempos de incertidumbre social.
Explicó que el verdadero conocimiento de Dios va más allá de una creencia superficial y que comprender el propósito divino brinda estabilidad, aun cuando la vida se vuelve adversa.
Recordó las palabras de Jesús en Juan 16:33, donde advierte que en el mundo habrá aflicciones, pero también ofrece consuelo al asegurar que él ha vencido al mundo. En ese sentido, señaló que la ansiedad suele nacer de aferrarse al pasado o temer al futuro, mientras que la fe enseña a confiar en el presente.
Puso como ejemplo al apóstol Pablo, quien aprendió a estar contento en cualquier circunstancia, encontrando en la palabra de Dios una fuente constante de serenidad.
El pastor también reflexionó sobre la pérdida de valores y el aumento de la violencia, recordando que en Mateo 24 se anuncia un tiempo de engaño y enfriamiento del amor. Subrayó que la fortaleza espiritual puede cultivarse con la misma disciplina con la que se cuida el cuerpo, mediante la lectura diaria de la Biblia y la práctica constante de la fe.
“Jesús es la vida verdadera y permanecer en él es lo que nos mantiene firmes ante las dificultades”, expresó.
Al abordar temas sensibles como los suicidios y la desesperanza, Méndez enfatizó que la raíz del problema está en la pérdida de identidad espiritual y de propósito. Explicó que cuando las personas olvidan que su vida tiene un valor sagrado, se vuelven más vulnerables a la tristeza y al vacío.
Recordó que, según las Escrituras, el enemigo busca destruir, pero Cristo vino para dar vida en abundancia. Finalmente, hizo un llamado a confiar en la providencia divina, asegurando que, aunque el mundo parezca fuera de control, todo sigue bajo el plan soberano de Dios.
“La fe no es ciega, es la certeza de que él tiene el control, incluso cuando no lo entendemos”, concluyó.




