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“Las mujeres somos parte del sistema patriarcal”: Marina de Tavira

Escrito por: Tomado de Internet/ Milenio

La actriz está entusiasmada con el estreno de 'La niña en el altar', este jueves 30 de enero en el Teatro El Galeón.

Marina de Tavira luce feliz por interpretar a un personaje del teatro clásico griego, Clitemnestra, pero ahora con la visión contemporánea de una dramaturga, mujer, irlandesa, Marina Carr.

“Se ha visto a Clitemnestra como esta mujer vengativa (que asesina a su esposo Agamenón), por supuesto; Marina Carr nos presenta también a una madre buscando justicia por la muerte de su hija (Ifigenia). Y vaya si eso hace eco en México. Y yo quise irme por ahí e interpretar a Clitemnestra desde la madre que exige justicia sobre lo inconcebible: que te maten a una hija o a un hijo”, adelanta.

En entrevista por el estreno en México de La niña en el altar (2022), la novena producción de Incidente Teatro, la compañía creada hace 12 años por De Tavira y Enrique Singer, quien dirige la pieza en El Galeón, la actriz nominada al Oscar 2019 por su papel en la película Roma aborda su nuevo rol.

“Al principio luché mucho con la idea de que el personaje de Clitemnestra está absolutamente inmerso en el patriarcado, es parte de él, porque las mujeres también somos parte del sistema patriarcal, también lo fomentamos”, dice De Tavira, que recién encarnó a Blanche DuBois en Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams, y antes a Katty, en Consentimiento, de Nina Reiné.

Acepta comparar a Clitemnestra con estos personajes. Con Katty, la une el ser parte de un sistema patriarcal y darse cuenta de la contradicción en que viven. Y con Blanche, el desasosiego existencial.

“Soy parte del sistema, me doy cuenta que también me oprime y no sé bien cómo salir de ahí; tampoco tengo respuestas perfectas, pero las estoy buscando. Y con Blanche, el desasosiego de lo que es la experiencia humana a veces. Estar vivos y vivas es maravilloso, y al mismo tiempo, el dolor es algo que viene con estar vivos y vivas. Eso es inherente a todos los personajes”, dice Marina de Tavira.

El estreno en México de esta primera obra de Marina Carr (Dublín, 1964), en la que la dramaturga retoma personajes de obras de hace 2 mil 500 años, como Ifigenia en Áulide, de Eurípdes, y Agamenón, de Esquilo, en el contexto de la guerra de Troya, tendrá funciones de jueves a domingos, del 30 de enero al 2 de marzo próximo, en teatro El Galeón Abraham Oceransky del Centro Cultural del Bosque (CCB).

De Tavira comparte créditos con Alberto Estrella (Agamenón), Emma Dib, Salvador Sánchez, Everardo Arzate y la cubana Yéssica Borroto, bajo la dirección de Enrique Singer y producción de Daniela Parra.

Y aunque celebra que ahora sea una mujer la que retoma a los personajes griegos clásicos, también defiende que sea un director, hombre, Enrique Sínger, quien lleve a escena La niña en el altar. Y ella misma se descarta como directora, al señalar que aún no está lista para ello y refrendarse como actriz.

Abunda sobre qué no le gustaba en principio de esta obra y sobre el rol de Clitemnestra en la tragedia.

“Quería hacer un personaje que, de entrada, tuviera una toma de conciencia, o ya fuera distinta. Y había cosas que yo quería cambiar. Mi personaje dice, al conocer a Cassandra, la amante de su esposo Agamenón: 'Ah, otra putita esplendorosa'. Y dije: 'Yo no quiero hablar así de las mujeres, ni como persona ni como personaje ni como nada'. Ya tenemos que cambiar el lenguaje.

“A mí me importa mucho cambiar el lenguaje porque creo que cambia el pensamiento. Y no quería decir esa palabra. Y hablé con el traductor (Alfredo Michel Modenessi) y con el director, y me hicieron ver que había que decirla, presentar a estos personajes que también son parte de un sistema. Lo bueno es que en la obra también hay una toma de conciencia, pequeña. A veces ya no queremos interpretar personajes que nos parezcan ya incorrectos, pero hay que hacerlo a veces, para entregar el mensaje”.

Singer dice que la obra de Carr le reveló el sentido del teatro: cambiarlo a él. ¿Y a usted?

Yo también hago teatro para primero cambiarme a mí, mi manera de tratar con la realidad. Hay quien lo hace a través de la escritura, o la pintura, o el periodismo. Mi forma de dialogar con la realidad es a través del teatro, y cada obra me transforma. Y ya después qué puede cambiar. El teatro no es algo muy mediático que pueda alcanzar multitudes; es personal. A mí, el teatro me transformó desde niña; desde la primera vez que vi una puesta en escena, empecé a cuestionarme cosas. Y yo apelo a eso.

La niña en el altar retoma tragedias escritas hace 2 mil 500 años. Como actriz ¿se decepciona de que el teatro no haya cambiado situaciones como las que se abordan ahí en todo este tiempo?

Sí es decepcionante ver que seguimos metidos en un sistema que fomenta la violencia; sí es decepcionante que los números de feminicidios aumentan o continúan y que las cosas no cambian, y que creemos que vamos a cambiar el mundo. No vamos a cambiar el mundo, pero, poco a poco, sí las conciencias, empezando por la nuestra. Esa es mi convicción, a lo mejor es optimista, pero es mi convicción. Y sí creo –como dice Enrique-- que hemos avanzado por el simple y sencillo hecho de que hoy existe una obra como ésta donde ya se le dio voz a una mujer para visitar mitos que nos fueron entregados por maravillosas voces masculinas, pero que nos faltaba esa otra parte. Llegamos a ese momento, alguna esperanza habrá.

https://www.milenio.com/espectaculos/clitemnestra-una-obra-en-donde-la-mujer-tiene-una-toma-de-conciencia

 

 

 


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